EL CERRO DE LA VIRGEN
Cerca
del cerro vivía una familia dedicada a la cría de cabras y ovejas .Los pastores
tenían dos pequeños hijos, siendo la mujercita la mayor, quien se encargaba de
pastear el ganado. Desde que despuntaba el alba salía con la manada en busca de
la fresca hierba, y a la hora el crepúsculo retornaba a casa conduciendo a sus
animales.
La diaria faena de la niña pastora,
trepando por abruptos senderos, rodeados de filudas piedras y desafiantes
cardos, le habían rasgado su vestido. Y su carita sucia y los cabellos
desgreñados le daban un aspecto descuidado .Pero un día, cuando caminaba tras
el rebaño, q ascendía sobre las faldas del cerro en busca del apreciado brote
de los arbustos, escucho de pronto una voz q la llamaba por su nombre. La niña
sintió al comienzo un gran temor el solitario paraje, y al mirar hacia arriba
encontró el rostro de una bellísima mujer .La pequeña se le acerco como atraída
por algo superior a sus fuerzas.¿ a q vienes por aquí, no tienes mama? pregunto
la bella desconocida señora. La niña indefensa y tímida con su dulce vocecita,
apenas pudo responder. Le cogió las manos y con amorosa dedicación, lo lavo con
delicada paciencia, la peino y le dijo: que bonita esas hija mía ahora anda a
tu casa y mañana vuelves para peinarte, pero no le cuentes a nadie, la
pastorcilla sonrió agradecida y luego emprendió el retorno al hogar.
La madre quedo impresionada al ver la
bonita figura de su hija. Pregunto repetidas veces quien la había aseado tan
bien, pero la niña fiel a la recomendación de la bella señora, no contó lo
sucedido. Al día siguiente. regreso al diario pastoreo tan limpia y peinada
como la primera vez. La madre la interrogo con insistencia la pequeña callo
temerosa, entonces el padre con gestos severos, obligo a la niña a q le dijera
quien era la señora que con esmero maternal la lavaba y la peinaba en tan
solitario lugar.
La pastorcita, temblando cual
avecilla indefensa, tuvo q decir la verdad. El padre, decidió seguirla
cuidadosamente, y escondiéndose tras los arbustos y rocas logro acercarse. Para
sorpresa suya vio q a su pequeña hija la peinaba una hermosísima mujer con
peine de oro con lavatorio de resplandeciente metal .Emocionada contempló la
tierna escena y luego, serenado un poco, bajo del cerro con la ilusión
brotándole como un halo ese misterio. Llego a su casa, dio la buena nueva y con
la brevedad del siervo perseguido llego a l poblado para comunicar la feliz
noticia.
Los pobladores, contentos, se
organizaron para traerla y ponerla en el templo del pueblo, porque era la
virgen esperada. Lanzando cohetes, en medio del estrépito de trompetas y
bombos, caminaron rumbo al cerro. La algarabía retumbaba cual eco de mil
campanas. La virgen, al ver tanta gente que ascendía en un ensordecedor
bullicio, hizo q la virgen se volara como ave gigantesca. Cuentan los viejos
motupanos que la virgen se postro en el cerro Guadalupe y que los habitantes de
ese lugar la han encadenado para que no se vuele.
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